«Ciertas circunstancias me indujeron, a la mañana siguiente, a decir al posadero; «Señor Racines, sírvase decirme bajo su palabra de honor de caballero, ¿hay pulgas en esta casa?» Hubo un movimiento de duda; mas, luego me contestó con aire de verdad: «Señor, bajo mi palabra de honor, sí las hay». El dato se había confirmado de antemano; de modo que se resolvió hacer una limpieza general, confiriendo a Juan Antonio la autoridad de ama de casa en jefe.» (Whymper, en su primera conquista al Corazón, 1880) «La peña firme era menos fatigosa que el piso inseguro del arenal, y aquí podíamos caminar sin atender constantemente a las piedras que desprendiéndose de las rocas de la cúspide, bajaban en saltos inmensos por el arenal y silbando como balas; agachandonos unas veces, saltando otras a mi lado y otro, evitabamos el ser lastimados por muchas de estas piedras que cayendo de mas de 300 metros de altura, y en ocasiones grandes como la cabeza de un hombre, tenían bastante fuerza para herimos gravemente.» (Reiss, en su ascención a la cumbre del Cotopaxi, 1872) «¿Por qué te envaneces niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo vuestro universo? ¿Que levantaros sobre un átomo de la creación es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la santa verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia de lo Infinito que es mi hermano» (Simón Bolívar, en su visita al Chimborazo, 1822) La historia de nuestras montañas está llena de anécdotas que nos hacen vivir como propias situaciones ocurridas a los primeros conquistadores, entre los más famósos y célebres el gran aventurero Edward Whymper, el científico Wilhelm Reiss y personajes de talla mundial como Alexander von Humboldt y Simón Bolivar.

Visitas y conquistas a las principales montañas ecuatorianas: