Nos referimos como «páramos» a las tierras altas ecuatorianas, localizadas en una cota entre los 2800 y 4800 metros de altura. La flora que crece en estas tierras puede variar mucho dependiendo de la zona donde se encuentren, desde zonas desérticas y con escasa vegetación, hasta zonas muy húmedas donde el agua se ha empozado en infinidad de lagunas y la vegetación ha crecido abundante y diversa. Si hay algo que puede identificar a todos los páramos ecuatorianos, es la abundancia de plantas rastreras, especialmente de la paja común (calamagrostis Sp, Stipa Sp), que ha sido muy usada por las comunidades indígenas para la construcción de chosas y tambos, y para dar de pastar a las llamas y vicuñas. El frío es otra particularidad del páramo, que por las noches la temperatura puede bajar del punto de congelación, muchas veces acompañado de lluvia y neblina. Aunque en verdad es tierra de extremos, pues la temperatura podría superar los 20 grados en días calurosos, en los cuales el sol pega con gran intensidad. Otra característica del páramo es su poca utilidad para las labores agrícolas y pecuarias, razón por la cual son escasamente habitados y eso ha contribuido a su mayor conservación. En contraste, se ha demostrado su inconmensurable valor como los mayores abastecedores de agua para las ciudades y el riego de los campos agrícolas, su variedad de «esponjas» absorben y retienen las precipitaciones, y liberan lentamente el líquido alimentando manantiales y ríos.
Flora de los 3000 a los 3600 metros Galería: Puchik, Shanshi, Dedalera, Campanita, Flor de mayo, Iwilan, Zarcillo, Taxo, Guanto
Flora de los 3600 a los 4200 metros Galería: Pajonal, Achupalla, Árbol de papel, Erygium, Yagual, Almohadilla, Chihuilasacha, Genciana, Candelilla
Flora de los 4200 a los 4800 metros Galería: Frailejón, Chuquiragua, Shanshi, Chocho andino, Licopodio, Hoguerilla, Urcurosa, Diplostephium
Hongos y Musgos de los Páramos Galería: diferentes especies de hongos, musgos blancos y verdes, líquenes